Monday, May 22, 2017

¿Creemos una mentira?

Saludos amores, para las que me conocen, saben que mi intención no es la fama, sino la comunidad. Ocurre que el sistema toma la nobleza por debilidad, y alaba al que se aprovecha del débil.  Esas maneras de pensar redundan en la creación de un andamiaje en absoluto fraudulento en lo que compete a las toxinas y otros productos malsanos que, combinados con fármacos, vacunas, la calidad del agua y lo que nos echan al aire, hay que decir que es un milagro que todavía queden puertorriqueños vivos en esta Isla.

¿Por qué la palabra puertorriqueños sale con la raya roja debajo como si fuese un error? A ver, borinqueños... también... No relacionar eso con todo lo demás es simplemente no querer ver, pero enfoquemos en lo que respecta a la guerra que nos hace el tirano a través de la comida.

Esta es la guerra que le hace Estados Unidos a Puerto Rico a través de la comida. Puerto Rico está efectivamente bloqueado de relaciones o contacto comercial alguno con ningún otro país del mundo.  Por ley ninguna en que ampararse en derecho natural, los Estados Unidos se agencian a endilgarle a Puerto Rico el siguiente acuerdo: le compramos a ellos todo lo que nosotros le ayudamos a ellos a producir. Se lo vamos a enviar a ellos a través de nuestros puertos y esos puertos nosotros se los vamos a pagar a ellos al precio que ellos digan y los barcos que van a atracar ahí son los barcos que ellos digan, y el atraco lo vamos a pagar nosotros.  Todo eso se lo vamos a pagar en impuestos al consumo, aranceles, impuestos municipales y demás, por productos de dudosa calidad, proveniente de cualquier punto del mundo menos de Puerto Rico.  En nuestra tierra se produce de lo más bien el mangó, el café, el plátano, la yautía, la malanga, el ñame, recao, orégano, piña, guayaba, pana, yuca, calabaza, guineo, tomate, lechuga.  En Puerto Rico, con todo y el plástico que nos ahoga el mundo, todavía se pesca de lo más bien, y el que se azuza recoge jueyes.  Tenemos gallineros, y buen cultivo de huevos. Todavía es la hora que se ven ganaderos en Puerto Rico. Tierra sin sembrar y perdiéndose, y nosotros pendiente a lo que el supermercado le compra al de afuera pa seguirnos endeudando y enfermando.

La realidad es que ganar salud no tiene que ver con dinero, todo lo contrario. Salud es socialismo es comunidad, es renunciar a la mentira de la comodidad y la efectividad. Nada de eso es cierto.  Nos parten el alma y quedamos dolidas una vida entera, ¿cómo pretendemos que se nos vaya rápido el dolor de cabeza?

Sin mencionar el hecho de que la gran mayoría de nuestras condiciones se deben literalmente a un convencimiento, y que de la misma forma, la cura a multitud de males es lo que otros llamarían fe.  Entender se ruega, desde un plano más amplio, que el concepto de fe no está supeditado (atado) a ninguna religión o creencia en particular, sino que la fe se tiene, en qué se tiene fe, o de qué esté una convencida, esa es otra conversación enteramente diferente. El objeto de la fe es para algunos, religión; para otros, ciencia; para otros, el constante escepticismo.  En resumen, todos creemos algo, o estamos convencidos de algo, de qué estemos convencidos, es la razón de ser de la vida que vivimos.  Nuestra creencia forma de hecho nuestra vida.  Como pueblo creemos en la bondad del tirano, creemos en los medios de comunicación, le creemos al doctor y nos vacunamos... como pueblo.  Algunos pocos de entre ese pueblo miran y cuestionan, otros van más allá y en algo buscan alertar. Los indispensables dan la vida por llevar ese mensaje.  La colonia es un asunto de creencia, como el modelo de salud como un síntoma a aliviarse, es un asunto de creencia.

Nos han inculcado la imagen del cuerpo como equivalente a un automóvil en el que lo crucial es atacar el síntoma y no la causa.  Digamos, en el caso del dolor de cabeza, que tomas una Advil PM o una Tylenol, porque "si no es con una Tylenol no se te quita" -y tiene que ser con Coca-Cola.  El coctel interno que has creado, equivale a una bomba de tiempo.  La paracetamol, el ingrediente principal de estas dos demónicas compañías, está relacionada con daños fatales al hígado. Y ni hablar de la Coca-Cola, desde diabetes hasta obesidad, pasando por cáncer.  Tan bellos los comerciales, de eso se trata. Atrapan nuestras mentes a través de la imagen. A mí me encantan los comerciales de Coca-Cola, bueno, los de antes, ya no tanto. El asunto es que separo la emoción del producto. Me disfruto la película, no quiere decir que voy a comprarle sus zapatos.

Esta es la razón principal de las toxinas en nuestro cuerpo. Tomamos por buena la palabra de corporaciones y entidades que realmente no tienen nuestro bienestar como prioridad. Cuando la FDA aprueba estas nocivas toxinas y permite que por años la población sea expuesta a carcinógenos de toda clase, a costa de intereses monetarios y puro racismo, hay que saber que es tiempo de regresar a la Madre.

Olvide el concepto de la dieta. Olvide el cuento de las calorías y los carbohidratos... coma sano.