Saturday, October 17, 2015

Hay fiestas de cumpleaños que matan

Ya mi mente no es la misma. Los automóviles de lujo y los aparatos nunca me impresionaron mucho, pero hoy me repugnan un poco. Acepto que es imposible revertir tal nivel de propaganda... Solo me resta compartir el retrato verbal de una fiesta de cumpleaños.

Si se fuera a medir el nivel de toxinas que se comparte en una fiesta de cumpleaños rompe el toxicómetro. Entre paletas, hot dogs, refrescos, papitas y el bizcocho, es herencia de diabetes. La música en inglés porque eso es lo que nuestros niños oyen en la radio así que eso es lo que piden. Quisiera un tono más alegre. Porque lo más triste de un cumpleaños es cómo una como madre se lo niega a un niño luego de saber a lo que se expone. Yo no puedo negárselo.  Durante los cumpleaños mis hijos tienen una vía libre. Los dejo a sus anchas que coman lo que quieran. Espero que con el tiempo aprendan de por sí las opciones más correctas.
Así voy, los dejo y luego les hablo y los dejo. En casa no compro toxinas, trato de no incluirlas. Imagina una balanza inclinada hacia un lado. Es cuestión de reducir las probabilidades.

Conceptos básicos
Escribo mientras espero porque termine el susodicho cumpleaños. Porque el hecho de que yo tenga mis creencias no quiere decir que mis hijos no tengan derecho a vivir sus vidas.

Los hot dogs
El nivel de toxinas en los hot dogs es inconcebible. Contienen nitritos (si mal no recuerdo) y el nivel de preservativos que contienen daña las paredes del estómago.

Quizá sea más fácil si se explica desde la perspectiva de una célula y sus funciones internas. El proceso metabólico de una célula es evidencia suficiente de los delicados ciclos de nuestro organismo. La presencia de sustancias ajenas a su biología obliga a ciertas mutaciones. Eso es lo que ocurre cuando consumimos tóxicos. Y la lista de tóxicos es tan extensa como la lista de alimentos manufacturados. Si inclinamos la balanza de nuestro organismo a un mayor consumo de toxinas, incrementamos nuestras probabilidades de acarrear condiciones como diabetes o cáncer.

Los refrescos
Nunca se escribirá suficiente sobre el daño que causan los refrescos. Recientemente recibí respuesta del Departamento de la Familia por una comunicación que yo les enviara cuestionando por qué se permite la compra de bebidas endulzantes a través del programa de nutrición (SNAP). Su respuesta fue bastante desalentadora. Dice que la agencia está consciente del daño que causan los refrescos pero que como ellos ofrecen talleres para los interesados en conocer sobre los riesgos de los refrescos, con eso cubren su responsabilidad.

El refresco es un ácido. Empezando por ahí es razón suficiente para definir como locura su consumo. No hay nada en nuestro cuerpo que requiera una sustancia ácida para funcionar.  Si el refresco remueve la materia orgánica, la sangre y eso, ¿qué no hará con todos esos procesos celulares. Ese ir y venir de nuestras mitocondrias se altera con sustancias como los refrescos. El refresco inhibe el crecimiento en los niños y causa osteoporosis en las mujeres. El refresco causa obesidad y es adictivo. Pero nuestros niños toman refresco en sus cumpleaños, hay que lidiar con eso.

Las papitas
En este caso, no todas. La marca Caribás es muy buena aunque tenga alto contenido de sal, no contiene glutamato de monosodio, o MSG, por sus siglas en inglés. El MSG obliga al cuerpo a eliminar magnesio más rápido de lo normal. El magnesio es un mineral muy necesario para las funciones internas. Una de las razones principales de los dolores de cabeza, migrañas y hasta la fibromialgia, es la deficiencia de magnesio en el organismo.

El bizcocho
La harina no se digiere. La combinación que implica el bizcocho entre azúcar, harina y grasa es una bomba. Eso pues lo digo con tristeza y cariño porque aquí estoy esperando a que canten cumpleaños y si mis hijos quieren su bizcocho que con su pan se lo coman. Es un caminar no es una perfección, es inclinar la balanza un algo.